Código DOI:
10.15691/07194714.2014.005
Páginas
5-37
Publicado
oct 1, 2014
Palabras Claves
Resumen
En los años que precedieron inmediatamente al arribo de las tropas reconquistadoras al Nuevo Reino de Granada tuvieron lugar numerosas ejecuciones simbólicas de Fernando VII y sus antecesores en el trono de Castilla. Por desgracia, los documentos que han llegado hasta nosotros son extremadamente parcos. Acudiendo a diferentes tipos de fuentes y contrastando evidencias de variada índole, este artículo examina la magnitud del fenómeno y analiza su significado e importancia. Tras demostrar que las ceremonias iconoclastas fueron un fenómeno común a toda la geografía revolucionaria neogranadina, el texto establece el momento preciso en que éstas se produjeron. La hipótesis desarrollada es que los regicidios en pintura sólo pudieron producirse en el bienio 1815-1816, esto es, después de que tuvieron lugar las declaraciones de independencia, la entronización definitiva de Fernando VII y la incorporación del Estado de Cundinamarca a las Provincias Unidas. A continuación, el artículo se pregunta por la relación que liga a los asesinatos de retratos regios en la Nueva Granada con la decapitación de Luis XVI y sugiere que dar repetidamente muerte a los simulacros del monarca constituyó no sólo un síntoma inequívoco de radicalización revolucionaria, sino también un requisito imprescindible para asentar sólidamente el orden republicano.